Volver al trabajo después de unas merecidas vacaciones es duro para todos. Cambiar la sombrilla y el chiringuito por la mesa de oficina y el ordenador se nos hace a todos cuesta arriba. La CoVID-19 ahora presente en nuestras vidas hace que la vuelta al trabajo se complique aún más. Han aparecido síntomas que van desde la apatía hasta el miedo y que, si se mantienen en el tiempo, pueden provocar graves daños en nuestra salud.
Por ello, no debemos menospreciar estas sensaciones que sentimos frente a la vuelta al trabajo. Observar lo que nos sucede, reconocer lo que nos está pasando y tomar medidas para evitar que se prolongue resulta fundamental para evitar que nuestra salud se resienta. Hablamos del síndrome posvacacional para englobar todos aquellos síntomas que se manifiestan en algunas personas una vez que se tienen que reincorporar al trabajo después de las vacaciones. Se trata de un trastorno adaptativo que se manifiesta con bajo estado de ánimo, ansiedad, irritabilidad, nerviosismo, inseguridad, problemas de concentración, trastornos del sueño e incluso ciertos signos depresivos como apatía, tristeza, desinterés… Además, debido a la inseguridad relacionada con la pandemia que nos acompaña, aparecen incluso casos de ergofobia: miedo a volver a trabajar. La gran capacidad de contagio, la dificultad de respetar la distancia de seguridad, ir en transporte público o la vuelta al teletrabajo, cuando la situación en el hogar a veces no es la más propicia, pueden aumentar el miedo a volver al trabajo.
Los síntomas no son solo emocionales, en ocasiones somatizamos estas emociones manifestándose problemas digestivos, problemas cutáneos, dolores de cabeza, sudoración intensa… si va a más, incluso pueden verse comprometidas nuestras defensas.
En la mayoría de los casos, estos signos desaparecen por si solos al regularizar los horarios de trabajo y de descanso, no durando más de una semana o quince días. Si se prolongan en el tiempo, necesitaremos apoyarnos en pautas de estilo de vida saludable, elegir ciertos alimentos, intentar tener un sueño reparador, rodearnos de gente y actividades que nos hagan felices y en caso necesario, acudir a un especialista que nos guie para evitar ir a más.
Ciertos extractos de plantas, vitaminas y minerales, pueden ser eficaces para ayudarnos a mejorar la sintomatología. Plantas como la bacopa que nos ayuda a mejorar la capacidad de concentración, el azafrán y la griffonia, para relajarse, suplementar con vitaminas del grupo B y magnesio o tomar sustancias que nos ayuden a conciliar el sueño como la melatonina y la valeriana, mejorarán nuestro estado general facilitando la adaptación.
Resiliencia es la palabra clave para los momentos en los que vivimos, en ocasiones no sabemos si podemos ser resilientes o no porque no es sencillo adaptarse al cambio… y aunque volver al trabajo es duro para todos, si reconocemos que es un problema, siempre es más fácil encontrar la solución.
¡Feliz vuelta al trabajo!